Poeta y basura

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“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

domingo, 1 de enero de 2012

El viejo o Ernest Hemingway

Dormía el capitán
ofendiendo a los muros de la noche galopante.
Su voz bermeja descansaba
por encima de las espigas noqueadas,
a la espera de ser remolcado por el viento.
Mecido en las estepas de su cuna,
espantando los sueños ocres del ayer,
de repente, se sonrió chupándose
el dedo gordo como un niño,
floreciendo el arrebol en los cielos,
dejando atrás la tormenta del camino.
Igual que se calan en días de lluvia
los espíritus, encalla el sosiego
del que en cada albor se siente renacer.
Quizás para el capitán
la furia del mar fuese necesaria
para no olvidar que hasta el arrecife más afónico
esconde algún coral.


Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados

2 comentarios:

  1. Bonito homenaje, ése libro es impresionante. La tuya es una buena forma de empezar el año =)

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  2. ufa, sé que parece que no leo lo que dejás, pero sí leo, sucede que comento poco y nada, pero pusiste a uno de mis preferidos y no me puedo quedar callada!
    Hemingway es de amar, así, definitivamente

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