Poeta y basura

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“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

domingo, 10 de julio de 2011

"Cowboy de medianoche", "Pi: fe en el caos" y "Gracias por fumar"

En estos días, estoy tan hasta los güevos de estudiar que me he metido el antídoto que mejor me sienta: cine intravenoso. A razón de dos películas por día (la de después de comer, mientras la barrigota hace su trabajo, es la que mejor sienta), destaco tres.
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En primer lugar, "Cowboy de medianoche". Protagonizada por Dustin Hoffman, ha sido una de sus mejores interpretaciones que he visto (junto a "Rainman" o "El graduado", por supuesto), cuenta la historia de un pobre tejano, encarnado por Jon Voight, que soñando con el éxito como cowboy de exhibición, se traslada a Nueva York, donde comienza a trabajar como gigoló seduciendo a mujeres maduras de Manhattan. Joe pronto descubre que ese mundo no es como él se imaginaba. Todos quieren estafarle. Podéis pensar que no llama la atención pero es, sin duda alguna, la dirección de la película lo que me chocó. El director recurre, en varias ocasiones, con un filtro que se llama "resplandor de ensueño", a hipotéticos momentos de futuros posibles si se llevasen a cabo ciertas acciones. De 7 nominaciones, se llevó 3 Óscars (película, director y guión adaptado). ¡Recomendación! Verla en versión original.




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En segundo lugar, la única película de Darren Arofonosky ("El cisne negro", "Réquiem por un sueño") que me faltaba por ver: "Pi: fe en el caos". Ha sido el film que más me ha impactado e influido en los últimos meses. La mayoría de la gente, sobre todo los que tienden a limitarse al putrefacto cine comercial, no la entenderán ni gustará; sin embargo, a un servidor cautivó desde el minuto uno. Cuenta la historia de Max, quien es un brillante matemático que está a punto de hacer el descubrimiento más importante de su vida: la decodificación del sistema numérico que rige el aparente caos del mercado bursátil; pero primero ha de encontrar el valor del número PI. Mientras investiga, afectado periódicamente por unas brutales jaquecas, es acosado por una poderosa empresa de Wall Street y una secta judía que pretende descifrar los secretos de los textos sagrados. Todos ansían apropiarse del inminente hallazgo de Max. La angustia que puede llegar a transmitir con los momentos de jaqueca y poca lucidez mental, son maestros. Impresionante opera prima de Arofonosky. ¿Mi puntuación? Un diez.




En tercer y último lugar, anoche vi "Gracias por fumar". Nos cuenta cómo Nick Naylor, jefe de prensa de una gran compañía de tabaco, dedica su vida a defender los derechos de los fumadores en medio de la cultura neo-puritana dominante. Enfrentado a grupos de defensa de la salud y a un oportunista senador, Nick pasa a la ofensiva como relaciones públicas del consumo de cigarrillos, pero al mismo tiempo comienza a pensar en la imagen que está dando a su hijo pequeño Joe. No soy dado a las comedias pero el dramón que lleva de telón de fondo esta película justifica que os la recomiende.


martes, 5 de julio de 2011

Reflexión

A F. J. C.

Hay veces que el destino se troca irreversible
y, toda lucha, fútil.
Hay ocasiones en que el azar dicta despiadado
y, toda súplica, se antoja baladí.
Hay momentos en que la fortuna mira para otro lado
echando las culpas al homo sapiens que ya va dejando de saber.
Hay instantes en los que uno cree nadar en lava
y despertar enjuagando la cara con ácido.
Hay santiamenes en los que se anhela volar con ansias
para subir y subir en aras de otear choques de cielos.
Hay horas que pasan como segundos,
segundos que pasean como horas
y días en los que se malogra la percepción del tiempo.
Hay recuerdos lamidos por calígines,
memorias lobotomizadas por la naturaleza del Aquél,
palabras mecidas hasta otra parte,
besos y abrazos que se perdieron.
No hay ni un triste periquete, empero, en que dejen
de bailar las variables del hado
que nuestro desfiladero teje.


De "Lo bueno de ser una rata"
Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados

El viaje íntimo de la locura