Poeta y basura

a

“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

lunes, 19 de julio de 2010

Pedí un chotis y pusieron un blues

Sospecho centinelas de bravas aguas,
aventuro ascuas de fuegos rebeldes
danzando al descompás del ondulado crepitar
donde se pinchan conversaciones a ígneos susurros.

Expreso el desazón y la rabia
que dan de comer a borbotones de saliva.
¡Homicida perdido en el siglo! Eres preso.

Ni loco ni imprudente ante la presencia guripa,
corazón urbano añora pasados tiempos pueblerinos.
Camino del Trocadero, le tiran monedas al pasar
a sus dueños gladiadores que de Capua han huido.

Mansos guardias del infinito roncan con despertar ornatos
en un mundo huelguista de eco,
hartos de cuevas percusionistas y pechos peludos.

Vigías desesperados, desvelados, somnolientos.
Vigías despabilados, desaliñados, coléricos.
Vigías descafeinados, despeinados, atentos.

A ti esperan ver bailar descalzo un último chotis en la hoguera.
Adelante.
Nítsuga Sotso Anibor

El viaje íntimo de la locura