Poeta y basura

a

“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

domingo, 9 de mayo de 2010

Pedrá

He aprendido, de estar solo, a llorar sin molestar,
y a cagarme en los calzones y a dudar.
La verdad sólo tiene un sentío, no me obligues a engañar;
si te crees todas mis mentiras, ¡qué vacío debes estar!

Morir sólo una vez va a ser poco para mí.
El diablo me ha cogido miedo y no me deja entrar.
Desafiar la perspectiva del fracaso a la que estamos condenados.

Me estoy reformando: te miro, me hincho,
me tiro a los cactus desnudo pero no me pincho.
Me estoy reformando todas las mañanas
y, ahora, hago siempre todo lo que me da la gana.

Y saborear, si tú le das, todo tiene sentido.
Y, al despertar, te voy a contar cositas al oído.

Por volver como eres; por volver como somos,
por la inmensa sonrisa de tus cansados ojos,
por volver donde alguien te quiere sin que vuelvas,
por poner a los míos con un poco más de luz.

Cuando su mirada se ha cruzado con la mía,
saltó sólo una chispa y, prendieron tantos fuegos,
que se fue la luz del día; arrasamos los bosques;
también vi como ardían los nidos en los postes.

Me voy a recortar en punta las orejas y
me voy a echar al monte a aullar entre la maleza.
Volver: no dudaría; ahora soy yonqui a mi manera.
Ya no quiero tu amnistía: puedo morir donde quiera.

Salto montañas; no paro ni a mirar patrás.
Quítame el precio y la fecha de caducidad.
Yo ya no me escondo. Ya no me tengo que agarrar
como vosotros: presos de lo convencional.

Cada mañana me tiro de la cama buscando una razón.
Muy despacito, me pongo los calzoncillitos y estoy mucho mejor.
¡Qué pena no estuvieras para ver el cuerpo que me dio Dios!

Busco colillas, me saco las albondiguillas... ¡otro ataque de tos!
No recuerdo nada... ¡Hostia, anoche, qué pasada! Aquello no era yo.
¡Qué pena no estuvieras para ver la marcha que me dio Dios!

Y ya nunca más volverán mis ojos a ver tus ojos y tu mata de pelo.
Y allí, desde lo lejos, van llegando los viejos recuerdos en ráfagas lentas de viento.

Y ya nunca más volverán mis ojos a ser tus ojos y mi mente un vertedero. Y allí, desde lo lejos, van llegando los viejos recuerdos tan royéndome por dentro.

Daría un río de mi sangre si quisiérais ejércitos enteros claudicar.
Hay guerra en todas las partes. Yo sólo pienso en tocarte.
La vida desperdiciada. Tanta lefa para nada.
Me acuesto de día, cuando llega la luz, y tengo claro que no quiero ser como tú.

Ni me olvido, ni me acuerdo. No he dormido y tengo hambre.
¡Ten cuidado, no me toques, no te vaya a dar calambre!
Roberto Iniesta - Pedrá

10 comentarios:

  1. Resulta casi imposible leer estos versos sin una sonrisa en los labios; pero imposible también es no percatarse de las realidades y verdades soltadas a raudales.
    Buena elección, amigo.

    "He aprendido, de estar solo, a llorar sin molestar". Me guardo este verso :)

    ResponderEliminar
  2. Ya no quiero tu amnistía: puedo morir donde quiera.
    Felicidades, eres libre.

    ResponderEliminar
  3. La verdad es que he descubierto este hombre a aquí, antes, ni me había fijado.
    Tiene un gracia, un salero, y una facilidad para decir las cosas importantes sin ser pesao, increíbles.
    "Cada mañana me tiro de la cama buscando una razón"
    "por volver donde alguien te quiere sin que vuelvas".
    ¡Pua! Casi nada.

    ResponderEliminar
  4. Enorme composición poética y enorme bomba msical. De los mejores discos de rock de la última decada publicados bajo el nombre comercial de Extremoduro, pero elaborado por un puñado de artistas inigualables.

    Gracias por despertar a las almas dormidas con estos recuerdos amigo Ostos.

    Fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  5. Mónica, llevar razón en lo que dices. Creo que aquí, el amigo Robe, escribe párrafos desgarrados de lo más profundo de su ser.

    ResponderEliminar
  6. Meme, bienvenida y gracias por recordarme que soy un pájaro.

    ResponderEliminar
  7. Estimadísimo Igor,

    Siempre me ha gustado verme influido por los gustos ajenos y que me sugieran pelis, música, autores, etc. Y contigo, con su ilustrísima, va funcionando! Te recomiendo que te leas y escuches las letras de sus canciones. Es, con diferencia, el autor que más me ha influido, el que ejerce una radiación directa en mi forma y modo de escribir.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Querido, de Umlaut, Raül:

    Recuerdo que el disco original me lo compré con tan solo 14 añitos y, claro, a esa edad el sentido musical no estaba desarrollado. Dejé que cogiese polvo para, dos años después, volver a reescucharlo y engancharme a él. El único disco original que tengo en la habitación de mi Colegio Mayor es ese, de hecho es el único disco en formato disco que tengo aquí.

    Son recuerdos de múltiples momentos imposibles de rememorar sin que una sonrisa se dibuje en nuestros rostros. Joder, ojalá saquen más material.

    Un fuerte abrazo y espero que seas de los pocos cacereños que sueltan un "acho!" ante las mejores o peores situaciones!!

    ResponderEliminar
  9. Enorme Agustín, enorme.

    Soy pacense, de la majestuosa "Villa de San Roque", un "macha" en el exilio cacereño (por cierto, gratificante lugar de exilio dicho sea de paso), por lo que no debes preocuparte hermano, te regalo los "achos" ya desenvueltos llueva o haga sol!! jaja.

    Un abrazo amigo!

    ResponderEliminar
  10. ¡Entonces te sentirás tan extremeño como yo! Que allá por el norte, según me dicta la experiencia, algunos ya creen que son salmantinos y olvidan el arraigo castúo.

    Un abrazo jefe!

    ResponderEliminar

¡Vomita lo que pienses!

El viaje íntimo de la locura