Como luz que huye en medio de la noche,
emprendiste tu andar hacia el corazón
de los crepúsculos.
“Pocos quedan como tú”, pensé.
Desvencijado, herido en tiempos tal vez,
con arrebol pronunciado y sonrisa de arlequín,
caminaste cuesta arriba exhalando dragones
con tu pipa.
Te alejabas paso a paso, paso a paso, paso a paso
jugando con tu barba encanecida y
caminando alfombras de sueños olvidados,
te detuviste y dudaste
–consciente de no por siempre–
al arrullo de la brisa.
Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados
Poeta y basura
a
“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.
miércoles, 15 de febrero de 2012
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Como un viejo y bello enigma.
ResponderEliminarPaso a paso, en ese caminar nos vemos identificados errando a la puerta de otro destino no menos consciente. Tal vez haciendo, reinventando las preguntas nos reconozcamos y asimilemos la lejanía no como necesidad, tal vez como amistad.
ResponderEliminarUn saludo Nitsu, me gusta tu espacio.
Magnífico poema y magnífico último verso. Sensacional. Y muy exacto en la imagen, ¡lo he visto cuesta arriba! Imaginar versos y desconcocidos. Y un poeta que te regala un saber "consciente de". Este tipo de deambular poética me chifla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy interesante el personaje.
ResponderEliminarBuen poema con traca final.
Saludos.