Poeta y basura

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“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

domingo, 6 de noviembre de 2011

El paraguas

Desosegadas pero vehementes,
van a dar, nacidas en la Catarata del Ojo Húmedo,
lágrimas de zafiro sobre un paraguas negro.

Quisiera la nota viajar en botella,
rebelarse el águila de orgullo dolorido
o reflorecer los caminos levantados.

Queda mudo cada pie
cuando todos los espantapájaros
violan el aire con misereres; ciegos
los ojos de cada esquina.

Y yo
sucumbo —como el fracaso
de un chiste, como un sombrero
rasgueado— al descomponer
las teselas de lo oscuro.


No diré que no lloréis,
¿acaso se le puede pedir a
la sangre que no hierva?


Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados

3 comentarios:

  1. Iba a preguntar si se le puede pedir a la lluvia que nos nos moja, pero me di cuenta de que el paraguas ya se encargaba de eso.

    Si hierve mucho, puede acabar evaporandose..

    Saludos

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  2. Creo que es uno de los que más me ha gustado, de todos. Es como esos que en tu libro marcaba con una x.

    "reflorecer los caminos levantados"
    "ciegos
    los ojos de cada esquina."
    "al descomponer
    las teselas de lo oscuro."
    "No diré que no lloréis,
    ¿acaso se le puede pedir a
    la sangre que no hierva?"

    Sin palabras me hallo.

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