Este puente tuve la suerte de visitar vestigios del antiguo imperio austro-húngaro. Fui a Viena y, someramente, haré cinco recomendaciones: dos cafés y tres películas.
Inmerso en una ciudad para mi gusto demasiado "gloriosa", calles demasiado anchas, fachadas horriblemente pulcras y palacios a la vuelta de cada esquina (no os imagináis cómo añoraba Palermo mientras pateaba la ciudad), en dos ocasiones me sentí cálido. El Café Hawelka, punto literario de muebles cansados pero hogareños, me recibió con un gran chocolate caliente. En cuanto al otro, algo más refinado, el Café Central, ambientado con pianista, se encuentra rodeado de columnas de estilo sencillo y arquitectura que invita a soñar.
La verdad es que, ante tanto deslumbre y derroche arquitectónico, me dio un empacho, por lo que tuve que refugiarme en películas. Casi preceptivamente deberías ver las que a continuación os propongo. Tienen en común que muestran los distintos tipos de vida, culturas y gentes de cada país. ¿Acaso no es uno de los mejores métodos para viajar?
- Estación Central de Brasil: impresionante road movie en la que, con una actuación estelar, los originales protagonistas nos muestran una historia "molto carina".
- El cartero (y Pablo Neruda): si la correlación de la anterior, un niño chico y una solterona entrada en años era llamativa, esta lo es casi aún más pues se desarrolla a través de la relación entablada entre el poeta Pablo Neruda y un humilde cartero que le lleva la correspondencia a su casa en una isla durante el exilio.
- Tsotsi: muy buenísimo film sudafricano en el que el joven actor encarna a la perfección a quien representa hasta dar la impresión de que hace de él mismo. Dura y real.
Con esto, prosigo en mis estudios. ¡A más ver!
Inmerso en una ciudad para mi gusto demasiado "gloriosa", calles demasiado anchas, fachadas horriblemente pulcras y palacios a la vuelta de cada esquina (no os imagináis cómo añoraba Palermo mientras pateaba la ciudad), en dos ocasiones me sentí cálido. El Café Hawelka, punto literario de muebles cansados pero hogareños, me recibió con un gran chocolate caliente. En cuanto al otro, algo más refinado, el Café Central, ambientado con pianista, se encuentra rodeado de columnas de estilo sencillo y arquitectura que invita a soñar.
La verdad es que, ante tanto deslumbre y derroche arquitectónico, me dio un empacho, por lo que tuve que refugiarme en películas. Casi preceptivamente deberías ver las que a continuación os propongo. Tienen en común que muestran los distintos tipos de vida, culturas y gentes de cada país. ¿Acaso no es uno de los mejores métodos para viajar?
- Estación Central de Brasil: impresionante road movie en la que, con una actuación estelar, los originales protagonistas nos muestran una historia "molto carina".
- El cartero (y Pablo Neruda): si la correlación de la anterior, un niño chico y una solterona entrada en años era llamativa, esta lo es casi aún más pues se desarrolla a través de la relación entablada entre el poeta Pablo Neruda y un humilde cartero que le lleva la correspondencia a su casa en una isla durante el exilio.
- Tsotsi: muy buenísimo film sudafricano en el que el joven actor encarna a la perfección a quien representa hasta dar la impresión de que hace de él mismo. Dura y real.
Con esto, prosigo en mis estudios. ¡A más ver!
Las he visto las tres y coincido totalmente en tu opinión sobre ellas.
ResponderEliminarViena, mi asignatura pendiente! xD
A estudiar!!
Besos.
Esa estación central no la he visto. En Viena, ¿y el populacho qué, Agustín? Nos podrías haver mandado una postal, hombre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Viajar con la mente. Es lo que nos queda, jeje.
Jo tio, no paras quieto!
ResponderEliminar"Il postino di Neruda", esa novela nos la hicieron leer en el colegio, es de Antonio Skármeta, y luego hicieron la película.
Coño, habérmelo dicho y te mandaba unos cuantos versos manchados, casi seguro, de luminosas sombras!
ResponderEliminarLa próxima vez, aunque sea a Navalcarnero, te la mando.