Poeta y basura

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“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

viernes, 22 de abril de 2011

"Lo bueno de ser una rata"


¡KAABOOOM! Ya que los nazarenos no pueden salir, salen las ratas.

Os explico: hace cosa de un año y pico, por medio de estas locuras de los blogs, el destino quiso que Raül Jurado Gallego y Francisco Bermejo Gil, poetas más amigos que nunca, me pescasen de entre la red de redes. Yo, un pececino pseudo-novato, fui propuesto participar en un proyecto de poemario 100% extremeño bastante ambicioso. Al principio, reconozco que no sabía que sentir: algo de nervios, dudas, desconfianza... pero bastó hablar con ellos y conocerlos en persona para darse cuenta de que iban muy en serio y que un libro no sería lo único que sacaríamos de nuestras recíprocas relaciones, sino una buena amistad, un desarrollo de estilos propios impresionante en comparación a cuando empezamos y una visión mucho más exacta del jodido mundo de la publicación.

"Lo bueno de ser una rata" se encuentra dividido de la siguiente manera:

·         Prólogo, a cargo de Manolo Chinato, famoso poeta de Béjar pero de corazón castúo, muchas de cuyos versos se encuentran esparcidos por las canciones de Extremoduro (recomiendo descargar el disco "Poesía básica", pinchad en el enlace, es megaupload).

·         Canción del pirata, a cargo de Raül Jurado Gallego, poeta cacereño y cerebro del proyecto.

·         Introducción genesiaca, a cargo de Nítsuga Sotso Anibor, donde se introduce al personaje de nuestra obra: Dámaso.

·         Bloque 1: "Amor busca desamor, llámame", a cargo de Francisco Bermejo Gil, donde se aborda ese eterno compañero; a veces malvado, a veces bueno.

·         Bloque 2: "Soledad, compañera, ¿cuánto cobras?", a cargo de Raül Jurado Gallego, donde se habla de la soledad del ser humano y sus cruentos castigos.

·         Bloque 3: "Azabaches pupilas donde muero", a cargo de Nítsuga Sotso Anibor, que, como os podréis imaginar, puro existencialismo y extinción vital.

·         Epílogo, a cargo de Agustín Ostos Robina, a modo de reflexión y llamamiento final.

Raúl, puso la semilla para que esto se gestase; Fran y sus contactos, se encargaron de que la catalana Editorial Quadrivium apostase por nosotros y nos publicase; mi amigo Triple R, dibujó la portada, contraportada y las tres plumillas que hay por bloque; el Café Literario Libertad 8 de Madrid, el local para la presentación el próximo 2 de mayo y, finalmente, la confianza, el esfuerzo, la perseverancia y el destino, hicieron lo necesario para que esto saliese adelante.

En fin, gracias a todos los que me comentáis y ayudáis a que mejore con vuestras opiniones. Cuando el libro esté a la venta online con La casa del libro, os avisaré.

PD: os dejo la humilde Introducción genesiaca, un texto al que le di bastantes vueltas y no sé si las suficientes. Es muy obtusa y roma, pues fue escrita por estas manitas hace un 15 meses, en pleno apogeo de estilo barroco ;) Leed con tranquilad, frase por frase. Guten apetit!


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"Desperté. Prefería vivir, pero desperté. Las ventanas de mis ojos, atascadas por grasa de legañas, se desgajan torpemente. Chirrían, cansadas ya de la monotonía del abre-cierra automatizado. Pienso: “qué duro ser párpado” (otra absurda idea de las que foguean de temprano). Así, al menos, no estoy solo. Un poco loco, quizás, pero, ¿quién no lo está? Si en este mundo faltan bocas y corazones que alimentar. Al desperezarme, sigo sin enterarme del sentido de la cuasi esclavitud a la que fui condenado. El cómo llegué a este punto es una cuestión que he de debatir con el que, desde lo más alto, con imperativo índice manda.

La ciudad se viste, en avaros minutos, de luces y sonidos tras, en la noche, agonizar moribunda. Algo inquietó mi fase REM: gritos de amor, soledad y muerte que sollozaban en las esquinas más arrinconadas, en el asfalto más rodado, en lo más negro de las sombras, no deseando más que ahogarse en oídos de nadie y de todos. De repente, silencio. Atroz silencio que daba guerra, sin incesantes grillos. Nunca se conocieron herreros que trabajasen así la pesadumbre (se dice que se esconden en soles saltarines mas sus martillos no volverán a repiquetear).

Desde arriba, se aprecian hormigas que en des-conjunto marchan y desfilan sorteando avenidas y callejones sedientos de ser pisados. Mastico una bocanada de aire sin dar las gracias y observo, en medio de un profano bostezo, al gigante en el que vivo. Este barrio prefiere alejarse de la buena fama, huyendo deprisa de turistas y curiosos. Que lo califiquen como les dé la gana, sus altivos edificios aguantan con denuedo el expansionismo de superficiales bloques de pisos que no saben nadar. Salgo afuera y, de nuevo, la imaginación me salpica: “ese árbol parece deprimido, ¿por qué nadie le hará cosquillas?” y, seguidamente, “joder, Dámaso, deberías dejar las sandeces en casa”. Alcanzo, probablemente, uno de los mejores momentos de la jornada: el Metro. Cómo disfruto fisgoneando lo cotidiano de las personas, desde la expresión de apresuradas prisas hasta el cansancio vomitado por la rutina. Así soy yo, tan impertérrito como una peñasco pero, a la vez, ladrón de sonrisas al contemplar ternura entre una pareja, el cuidado del progenitor por su descendencia o el ceder del joven su asiento a hastiadas viejas. Qué paradójico lugar. Miles de historias que se entrecruzan día tras día y, sin embargo, yo me bajo en esta.

Atormentado, enjaulado en el enfado, prosigo en el andado camino hasta llegar al lugar donde sueño desempeñar mi labranza. Siembro papeles, fotocopio desesperanza, bebo ruina, trivialidades ladro y discuto angustia. En definitiva, otro día igual. Cuando recapacitó el reloj colocando las agujas en su sitio, arrepentido de la tortura a la que acostumbra a someter, abracé la amnistía cotidiana, esa liberación que alegra a cada uno de los dedos de mis pies y me lleva de la mano. “¡Qué gustazo! ¡Vamos a la tasca a tomar un par de cañas!” Le sugerí al olvido.

La fragancia de la calle, antes tergiversada, se siente bien. Tras unas lentes optimistas, decido perderme y marrar saboreando lo incierto del destino. Las caras que se cruzan me son familiares; son los rostros de cualquier persona, de cualquier lugar, en cualquier momento. Están, mas podrían no estarlo; coincide que he torcido aquí, no allí; resulta que, de no haber dirigido así los pies, no habría escuchado esa canción que desempolva recuerdos del músico que dinero implora llover; nostálgico y melancólico me troca. En los escasos dos instantes y medio que vive el choque de direcciones, intento discernir cómo serán sus vidas, sus problemas, con qué se deleitan y qué les entristece. A pesar de que mi entusiasmo llora de capa caída, tres o cuatro ápices me reporta pensar en ellos. “¿Cavilarán? ¿Se preguntarán lo mismo?” Y, acto seguido, “Tan solo si desvarían como tú, imprudente, no riges bien”. Mejor mando callar a mi subconsciente (ese sí que no sabe lo que dice). Pero, sobre todo, “¿sospecharán la desdicha que arrastro?” Opto por desterrar tales perturbaciones y encaro una brizna de brisa que, en el aire sucio, incide.

La cerveza, en atasco por túnel oscuro, grita eructos de satisfacción. Nubes de humo y voces me conducen a un ataque a mano armada de tos. Es extraño pero, aunque presida la barra en soledad, me retiene el pringue que la sociedad dejó caer. Dentro de una burbuja personal, la barahúnda de cualquier bar pierde la condición de indómita. Vuelvo a maquinar: “Dámaso, si escribieses las cosas que se te ocurren cuando estás borracho, te harías de oro, chaval”. Sin embargo, demasiados lagrimales se han secado desde que fui desterrado al mental exilio. Con un codazo, “¿no te parece, olvido?”

Caminar y caminar; errar y errar. Una vez más sin rumbo, sin dirección, sin norte (debo tenerlo por aquí pero no sé dónde). La noche me arropa, me aprieta bien entre sus nictálopes y lúgubres notas que me hacen delirar. Ese fragor profundo cala hondo; ese grisáceo contenedor, por segundos, solicita relevo; ese gato de argénteos luceros se ríe de mí. Vil derrotero, carnívoro de caucho, desgasta los zapatos de romero peregrino. Al abrazarme mendigo, desplómeme sobre mi ajetreado lecho, inclemente mármol de la caja de un banco, que se alegra de verme, abriga con gélido desprecio (de vagar y vagar, renací vagabundo).

Desperté. Prefería morir pero desperté. Separé las acartonadas sábanas, me levanté, besé el suelo y, entre moscas y mosquitos, empecé a abonar el sendero cagando dudas."

Nítsuga Sotso Anibor, Raül Jurado Gallego, Francisco Bermejo Gil, Rafael Ramos Rodríguez © odos los derechos reservados

15 comentarios:

  1. Ahh. Yo soy de Béjar :D
    Jo, espero con muchas ansias el libro.
    Muáá!

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  2. Agus, te comento la primera impresión que me dio!

    primero, decirte que me gustó mucho, muchísimo el texto...

    segundo, hay detalles como cuando nombrás al progenitor y blabla, me parece que sería lo ideal decirle padre y hijo, que no queda mal y no deja de tener un estilo muy tuyo, digamos, sería bajarlo un poco a tierra, pero a la vez no dejaría de ser tu voz, en fin puede que eso lo haga mas real, a eso me refiero, porque a la vez ya viene intenso. es un detalle, puede modificarse o no, eso va a depender de vos, y de los escritores. espero que no te moleste, simplemente que me gustó tanto que no puedo dejar de decirte esto... sin embargo, mirá, te dejo el correo para que me escribas si querés porque me interesa hablar esto con vos...

    noelia261984@hotmail.com

    ya te digo Agus, me gusta, me gusta demasiado... de todas formas, mañana mismo paso a leerlo una vez mas, a ver si puedo seguir exprimiendo... :)

    espero que las sugerencias no te molesten, tampoco el mail para que me cuentes mas sobre esto y decirte toooodo lo que pienso... y lo que analicé (que densa, ya sé)

    besotes niñito, que estés muy bien!!

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  3. Coño, qué tremendo honor tu último comentario. Gracias.

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  4. Agustín, por la relación que tengo contigo y con Raül, me alegro enormemente por este proyecto que ya ve la luz y por todos los que, seguro, vendrán. Es también Francisco un tremendo creador y estoy deseando tener a vuestro hijo entre mis manos. Lo mejor de cada uno explotando en cada verso.....suena de escándalo!!

    Un besazo!

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  5. Ostus Llerenensis! Cuando te leí me dije "este tío tiene que ser mío" sin pensarlo apenas ni mirar otras opciones. Hoy, a una semana del estreno de "Lo bueno de ser una rata", sigo sin arrepentirme por aquello, y sigo dándome cuenta de que no encontré un poeta, gran poeta, sino un amigo, gran amigo.

    Un abrazo Agustín, hermano, estamos en la lucha.

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  6. Creo que ha sido demasiado esto en mi mañana de resaca extrema, que me dejas temblando, maldito alquimista de las palabras, deja de jugar con el diccionario.
    Felicidades a los cuatro jinetes, aunque tres sean los que más escriben, esto promete. Nos veremos en Libertad 8!

    P.D. "Violada psique" eso me ha gustado.

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  7. Profesión: Merodeadora de blogs. :)
    Jaja amo el tuyo, en serio. Que emocionante lo del libro!
    Besos.

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  8. coincido con Schmetterling en eso de esperar con ansias el libro y taambien con ser de Béjar.
    Un beso.

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  9. Increíble lo que puedes hacer con veintiocho letras... Felicidades, suerte con el libro, y por supuesto te sigo.

    "Miles de historias que se entrecruzan día tras día y, sin embargo, yo me bajo en esta."

    Qué bueno...

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  10. Por cierto, ¡original sitio el tuyo para encontrar la poesía...!

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  11. Buscaré algo de la cosificación según Sarte para ver si resulta interesante...
    Gracias por pasarte ;)
    Me pasaré por aqui para ver lo que se cuece... ;)
    Un beso

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  12. AVISA cuando salga el libro, por favor. Ya el título es un puntazo. Y este proyecto huele bien, como el texto que nos regalas. Del interior al exterior. De esa burbuja personal a todo lo que la rodea.
    Tengo muchas ganas de comparlo y leerlo. Caminar y caminar; errar y errar, pero no siempre, a veces se llega a algún puerto.
    El 02 de mayo (vaya fecha, muy goyesca, muy épica)está cerca. No, no es para ponerte nervioso, ja ja.
    Un abrazo.

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  13. ¡Oído cocina!
    ¿Nervios! ¿Qué es eso?
    Te mantendré informado.

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  14. ¡Tío! No sabía que el libro ya estaba a la venta. A ver si el martes me puedo hacer con él.
    ¡Memoria! ¡No me dejas tirado en la cuenta!¡Memoria!¡No me falles otra vez!

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