Poeta y basura

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“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Historia de vampiros, de Mario Benedetti

Aprovechando que estoy viviendo en Argentina hasta Navidad, me he acordado de un poema que descubrí en un concierto de rap con jazz (Rafael Lechowski & Glaç Jazz). Fue emocionante sentirlo. El uruguayo Benedetti crea un ambiente único en el que el lector llega incluso a empatizar con los chupasangres. Grandísima metáfora. Lo acompaño con la enorme canción del grupo malagueño Tabletom de "El vampiro", cuya calidad y letra son tremendas también.
 

Era un vampiro que sorbía agua
por las noches y por las madrugadas
al mediodía y en la cena.

Era abstemio de sangre
y por eso el bochorno
de los otros vampiros
y de las vampiresas.

Contra viento y marea se propuso
fundar una bandada
de vampiros anónimos,
hizo campaña bajo la menguante,
bajo la llena y la creciente
sus modestas pancartas proclamaban,
vampiros beban agua
la sangre trae cáncer.

Es claro los quirópteros
reunidos en su ágora de sombras
opinaron que eso era inaudito,
aquel loco aquel alucinado
podía convencer a los vampiros flojos,
esos que liban boldo tras la sangre.

De modo que una noche
con nubes de tormenta,
cinco vampiros fuertes
sedientos de hematíes, plaquetas, leucocitos,
rodearon al chiflado, al insurrecto,
y acabaron con él y su imprudencia.

Cuando por fin la luna
pudo asomarse
vio allá abajo
el pobre cuerpo del vampiro anónimo,
con cinco heridas que manaban,
formando un gran charco de agua,
lo que no pudo ver la luna
fue que los cinco ejecutores
se refugiaban en un árbol
y a su pesar reconocían
que aquello no sabía mal.

Desde esa noche que fue histórica
ni los vampiros, ni las vampiresas,
chupan más sangre,
resolvieron
por unanimidad pasarse al agua.

Como suele ocurrir en estos casos
el singular vampiro anónimo
es venerado como un mártir.

3 comentarios:

  1. Auténtica historia contada desde una perspectiva muy en auge.
    Muy bueno.
    Un abrazo.

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  2. Este giro irónico al final le sienta de maravillas al poema. Y sí, el que va delante es destestado y acusado. Muerto, quizá, es elevado a los altares. ¿Quién se avanza por los caminos, primero?
    Alucinante, hasta Navidad en Argentina.
    Un abrazo, y espero que lo estés disfrutando.

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  3. Las inercias contra la ruptura. Este poemilla señala muy bien.

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