Poeta y basura

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“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

martes, 6 de diciembre de 2011

Viejo druida

Secretos que verter
al pozo contaminado de mis ruinas
y, a lo lejos, un arcoíris nauseabundo.

Los árboles perdonan
al hacha, no a la mano
y, a lo lejos, trocó el cielo añil.

Qué vale más:
¿el amor o las ganas de no morir?
Dime, viejo druida.

Sí, al final siempre descienden
los deseos de la duda
y, cómo no, hay mares bajos en azúcar.

Uno, dos y hasta
tres cantos necesita
la montaña para abrirse.

No hubo quien sepa
el dolor del olvido eterno
ni la felicidad de rodar libre por el mundo.

Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados

3 comentarios:

  1. Diciembre esconde hechiceros en los bosques

    Me gustó, saludos

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  2. Joder, los tres últimos versos me han hecho saltar de entusiasmo. Son los que he comprendido mejor junto a la pregunta del amor y las ganas de no morir. Pero, si sigues vivo, en cualquier momento puede llegar, el doctor amor.
    No queriendo vivir en
    Las ruinas de mi memoria.
    Un abrazo.

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  3. Me alegro, compañero.
    Ciertamente yo solo quiero rodar, rodar y rodar... ¡hasta algún día dejar de hacerlo sabiendo que me he dejado la piel en el asfalto!

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