"No se puede luchar fuera sin que te hayan herido en casa".
Gonzalo Sánchez-Terán
Aún es mío,
mas el futuro se agota
como el agua de un oasis.
Se inquietan los rocines flacos,
ya no corren galgos
y callan hombres como la selva calla
ante la ley del más avaro.
Es peligroso, amigo mío,
cruzar la puerta y ser guía
de tus pasos, pues incluso
los jinetes temen el camino.
¿Qué ha sido del caballero
y su caballo? ¡Ay…! Hay que
gritar por tantas cosas
que lo conocido se vuelve
ajeno; ha de sentir el poeta
tan dentro que ruge la tormenta
su destino y siempre, siempre
volverán las golondrinas
del poema.
Tan solo quiero serrar
el amor que siento por la Tierra
y regalarte todos los besos
que pueda albergar el reflejo
del mar en luz de luna llena.
Por qué los corazones
quieren más de lo que tienen;
¡no sé cómo pechos no se afligen!
Será la cara amable de las rocas
un agrio lecho para quien a la vida
embiste.
Igual que un perro a su amo llora,
se aferran al hierro los presos para ser libres;
ningún genio sale si no se frota,
dónde está el sabio que al listo contradice.
Aman, aman
y de repente odian.
Un refugio donde hundir
la mirada; veo en tus ojos
y tus ojos no son nada.
¡Llorad! ¡Porque no todas
las lágrimas son amargas!
¿Acaso no apuñalan las monedas
a las caras con las que cargan?
Digo –y a veces parece que sólo yo digo–,
que toda cicatriz busca su cuchillo,
que nada tiene sentido si no acaba.
Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados
Poeta y basura
a
“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.
Agustín, inspirado. No me acaba de gustar "volverán las golondrinas
ResponderEliminardel poema.". No las golondrians, sino "del poema", me suena descascarillado. Te comento esto porque todo lo demás me ha parecido un poema de aquellos de enmarcar. A veces me siento solo leyéndolo, a veces no entiendo, pero da igual porque a pesar de eso se intuye una verdad, un símbolo oscuro detrás.
¿Qué sensación he tenido leyéndolo? De viaje, de oda. De átomos detrás de la molécula.
Hay momentos geniales, hay versos realmente cojonudos, pero es que es el tono, el todo, lo que hace volar este Matadero. El hierro de los presos, esas cicatrices, las tormentas del destino.
¿Dónde hallar fragmentos de la poesía que se hace hoy? Aquí.
Saludos.
"que toda cicatriz busca su cuchillo,
ResponderEliminarque nada tiene sentido si no acaba."
Tú siempre tan al otro lado, tan trascendental... Y todas tus palabras son una oda imperativa a la humanidad, que te versas en ellos, en los demás, con tu experiencia, para que aprendan ellos de lo que tú has sufrido. Que eres tan sensible que todo te afecta, pero eso, paradójicamente, creo que es bueno.
ResponderEliminarMe gusta esto: "Será la cara amable de las rocas
un agrio lecho para quien a la vida
embiste." Y las golondrinas siempre serán las golondrinas...
Qué suerte, Igor es tu fan nº 1 ^^
Chicos, he llegado a pensar que un poquito de mí se queda en el papel, viva expresión del sentimiento.
ResponderEliminarEscribiéndolo, sentí tanta fuerza como impotencia por concebir inefable lo que se desataba. Siguiendo a Wittgenstein y sus teorías del pensamiento y el lenguaje, esto no es más que una mala copia de la tormenta y, shit, eso jode.
Pero bueno, con vuestros comentarios veo que algo sí que llovió por vuestros fértiles campos. Si algo en ellos florece, yo me doy por satisfecho :)