Inmóviles, clavadas, mudas mujeres de los zaguanes
y hombres sin voz, lentos, de las bodegas,
quieren, quisieran, querrían preguntarme.
- ¿Cómo tú por aquí y en otra parte?
Querrían hombres y mujeres, mudos, tocarme,
saber si mi sombra, si mi cuerpo, andan sin alma
por otras calles.
Quisieran decirme:
- Si eres tú, párate.
Hombres, mujeres, mudos, querrían ver claro,
asomarse a mi alma,
acercarle una cerilla
por ver si es la misma.
Quieren, quisieran...
- Habla.
Y van a morirse, mudos,
sin saber nada.
Rafael Alberti - Los ángeles mudos
ALberti, un maestro.
ResponderEliminarCreo que aborda la imposibilidad de comunicarse, si hablamos del alma, en su ir y venir diario, cotidiano. En este morir callados.
Buena selección.
Un saludo.
Un incomprendido más, como otros tantos que conforman nuestra historia literaria.
ResponderEliminarUn saludo y gracias Igor