Poeta y basura
a
“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.
domingo, 27 de diciembre de 2009
La sombra del hombre
domingo, 20 de diciembre de 2009
Autorretrato
viernes, 11 de diciembre de 2009
Seducido y abducido
martes, 8 de diciembre de 2009
Tres puertas
Pasa la nube inmensa; toda suya... todo suyo.
Huracanes de vientos; lluvia andante semiparalela
y en todo el monte funerales alegres, naturales, de hojas muertas.
a
Y yo no he muerto.
a
Me alegro de la lluvia y me alegro del viento.
Si tengo frío, me caliento;
si tengo miedo, (¡que no lo tengo!), susurro y pienso.
Y para mañana ya me he comido mi pequeña ración de esperanza
a
Roberto Iniesta (Poesía Básica)
a
lunes, 7 de diciembre de 2009
De facto
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Así hablé
Ideario
Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.
Me da pena la vida, los cambios de sentido,
las señales de stop y los pasos perdidos.
Me agobian las medianas,
las frases que están hechas,
los que nunca saludan y los malos profetas.
Me fatigan los dioses bajados del Olimpo
a conquistar la Tierra
y los necios de espíritu.
Me entristecen quienes me venden clines
en los pasos de cebra,
los que enferman de cáncer
y los que sólo son simples marionetas.
Me aplasta la hermosura
de los cuerpos perfectos,
las sirenas que ululan en las noches de fiesta,
los códigos de barras,
el baile de etiquetas.
Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran
a sus ideales sobre los de cualquiera.
Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido,
parado frente al mar mientras que el mundo gira
Francisco María Ortega Palomares