Poeta y basura

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“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

martes, 23 de agosto de 2011

Carta de Giusseppe Turrici (II)

15 de agosto, festividad de la Asunción de Nuestra Señora a los Cielos Empíreos

Del Dux de Venecia, Giuseppe Turrici, al Señor Augustino di Siena, Gran Duque

Querido Augustino di Siena:

Esta tarde paseaba yo en góndola por el Gran Canal, repartiendo sonrisas y zalemas a damas y caballeros, también en sus góndolas, cuando el señor cardenal de nuestra archidiócesis, al que había invitado, me refirió todo cuanto pasaba por la Toscana. Más tarde, ya en el despacho, pude leer vuestro correo, que un lacayo me trajo con urgencia, y que confirma todo cuanto me había descrito el prelado. Describís apasionadamente, como suele acontecer en vuestras misivas, los desmanes de la malhadada familia Médici, que Dios Nuestro Señor confunda. Espero que hayan respetado vuestra vida y que no manchen las aguas del Arno con vuestra preciosa sangre. Tened mucho cuidado con los miembros de ese apellido, gente vil, soez y de mala entraña, aunque hayan tenido el gusto de encargar obras artísticas para disimular que son los “parvenus” de la Europa.

Mis espías me han referido que el maestro Miguel Ángel ha porfiado desde Roma para esculpir la enorme estatua de un David bíblico en el momento de enfrentarse a Goliat, que dejó inconclusa el maestro Rosellino hace veinticinco años, trabajando sobre aquel bloque inmenso de mármol de la cantera de Fantiscritti, en Carrara. Y que han contratado como modelo a un joven español de tierras extremeñas, un muchacho de cabello hirsuto, vehemente de carácter pero sencillo y entregado corazón. Mis espías no me aclaran si la tenacidad del maestro Miguel Ángel se debe al interés por concluir la obra abandonada del maestro Rosellino o al interés por el joven español. Todo puede ser hallándose por medio el confaloniero de justicia, el señor Piero Soderini. Ignoro, mi querido Señor Duque, si conocéis al muchacho, dado que sabéis compaginar las liras poéticas con las libaciones nocturnas, tratando con gentes de toda condición y origen.

Aquí, la serenidad de nuestra serena República sólo está parcialmente alterada por la próxima venida de Su Santidad el Papa Julio II. Lo esperamos con intriga pues, aparte de su contrastado mal humor, vendrá con humos calientes por el plante que ha dado el maestro Miguel Ángel a los encargos pontificios. El balanceo de nuestros canales, las seducciones que tendrá a la vista, harán olvidar obispo de Roma sus devociones por Maquiavelo. Si decidís veniros inmediatamente, haré cuanto esté en mi mano para que os nombre, al menos, cardenal. El color púrpura casaría bien con vuestro apasionado carácter y el azabache de vuestra cabellera. De todos modos, ya sabéis que me presto siempre a ser vuestro guía, como Virgilio con Dante en su famosa Comedia. No muráis tan pronto. Aún nos quedan amaneceres por contemplar, inmersos en la levedad poética de Guido Cavalcanti.

Y debo dejaros. Mañana me reúno con el Consejo de los Diez y debo dictar el discurso a mis escribanos. Que la Santísima Virgen María de vuestro Duomo os proteja.

Giuseppe Turrici

Dux de la Serenísima República de San Marco en Venecia

domingo, 14 de agosto de 2011

Abrí la ventana y di gracias por un nuevo Apocalipsis

Cuando el Sol unta
al cielo con su brocha

de luz, enterrando la
noche bajo imperio
azul, despiertan las
bestias de su letargo.

Nadie sospecha
la hegemonía de
halcones en su volar,
ni los crepitantes
aullidos que acostumbran
los incendios.

Quizás se muden incluso
las montañas a otrora
tierra entrometida en
busca del sueño condenado
a errar sin zapatos por el mundo.


Allá donde secuestran colores,
dicen que está oscuro;
quizás severa sea la lluvia
con los que perdieron el respeto.
 

Sabremos la ira de los dioses
a la primera cabalgata
de relámpagos y pagarán
con sus pieles los hombres
como flores a insectos su tributo.

Caerán impíos sobre nuestras cabezas
como la manzana del árbol con la duda,
arrasando como despeinan ventiscas
a praderas presumidas.

Asediarán, como una crecida
a hormigas su hogar, las tempestades
por anegar hojarasca en corazones secos.
¿Quién desea un jardín de vacíos
si las espinas no se irán? ¿Acaso
no es hermosa la persistencia de
la mala hierba en su trepar?

Y así, callarán todas las voces
como un último gemido pone
a la vida su punto final, como
un pájaro herido revolotea
confuso hasta chocar.


Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados

sábado, 13 de agosto de 2011

Carta a Giusseppe Turrici

Al Signori Giuseppe Turrici

Dux della Republica de Venecia


Caro amico, le escribo con mano temblorosa y ojos bañados en dudas. Me encuentro dominado por la más atroz de las angustias, aún preguntándome qué hacer.

Como bien sabe, la ciudad arde en llamas y las gentes pueblan, envilecidas, las calles. Quizás, sea normal que anhelen resarcirse, obtener botines y violar mujeres pero, ¿qué culpa hay en mí? ¿Acaso pedí nacer en esta familia? El raciocinio ha abandonado incluso a aquellos que presumían de tenerlo; veo cómo el hombre troca en bestia y el mal anda más suelto que nunca. Ayer, atravesó una de las ventanas del palazzo la cabeza decapitada de mi fiel sirviente Filippo. Estoy encerrado, tan solo cuento con unos pocos hombres mal armados que, probablemente, desertarán o suplicarán por su vida. Me queda poco tiempo.

Las familias poderosas de la ciudad aseguraban seguridad y triunfo ante los florentinos pero esto no es más que catástrofe y ruina. Afortunadamente, envié en carroza a mi mujer e hijas fuera de la ciudad por si la situación empeoraba; sin embargo, nunca habría sido capaz de prever algo así. ¿Cómo es posible que pidan lo imposible? ¿Qué puedo hacer yo? Esa condenada familia Médici lo subvenciona todo. Ni calcular es posible cuántos siglos nuestras ciudades han estado enfrentadas, cuánta sangre ha sido derramada en los viñedos de nuestra bella Toscana. Imaginar esta ciudad dominada por otras manos me rasga el corazón. ¡Aquí fuimos concebidos para ser hombres libres! Cualquier ataque de semejante índole debería ser castigado con el azote de Dios Padre. Intento, vanamente, comprender la sinrazón que me rodea.

Sin embargo, es descifrar ahora con palabras los latidos de mi corazón lo que pretendo y que, cuando lo lea, satisfaga mi última voluntad relatando lo que le pido. Recuerdo, con gran pena, todos aquellos paseos que daba las noches que olían a lóbrego y me mezclaba con la plebe, seguro y feliz, custodiado por el vetusto barro de los edificios. No puedo sino sonreír por el tiempo pasado y no siento otra cosa sino un profundo deseo de arrebatar luz al sol y calor al fuego, aire al viento y verde al bosque, oscuridad a la noche y furia al hombre. Veo cómo la naturaleza se amotina contra sí misma, a cuerpos semi descuartizados agonizar e, incluso, a las aves carroñeras excitarse. No es esto lo que quiero recordar. Hábleme, se lo ruego, de los días que están por llegar, del olor del cielo al amanecer y de cómo silban despreocupados los pescadores; no se olvide de mencionar cómo progresan las cosechas, dedicarme un poema escrito en góndola y la emoción de arrojarse al canal desde un tercer piso.

Amigo Turrico, usted siempre me trató bien, supo comprenderme en un mundo donde abunda la ignorancia y el hierro forjado es el mejor maestro. No me avergüenza mojar la epístola llorando por el temor de lo que aguarda tras la muerte.

Ya están aquí. Suben hacia mis aposentos. Mañana, amanecerá el cielo manchado y las nubes se esconderán para que el Sol abrase a los injustos.

Sin más, espero que esta carta le llegue de alguna forma u otra y limpie honor y nombre de esta casa. Dé medio saco de oro a quien se la porte.

La muerte ha madrugado; ha madrugado demasiado.


Augustino di Siena

Gran Duque

domingo, 10 de julio de 2011

"Cowboy de medianoche", "Pi: fe en el caos" y "Gracias por fumar"

En estos días, estoy tan hasta los güevos de estudiar que me he metido el antídoto que mejor me sienta: cine intravenoso. A razón de dos películas por día (la de después de comer, mientras la barrigota hace su trabajo, es la que mejor sienta), destaco tres.
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En primer lugar, "Cowboy de medianoche". Protagonizada por Dustin Hoffman, ha sido una de sus mejores interpretaciones que he visto (junto a "Rainman" o "El graduado", por supuesto), cuenta la historia de un pobre tejano, encarnado por Jon Voight, que soñando con el éxito como cowboy de exhibición, se traslada a Nueva York, donde comienza a trabajar como gigoló seduciendo a mujeres maduras de Manhattan. Joe pronto descubre que ese mundo no es como él se imaginaba. Todos quieren estafarle. Podéis pensar que no llama la atención pero es, sin duda alguna, la dirección de la película lo que me chocó. El director recurre, en varias ocasiones, con un filtro que se llama "resplandor de ensueño", a hipotéticos momentos de futuros posibles si se llevasen a cabo ciertas acciones. De 7 nominaciones, se llevó 3 Óscars (película, director y guión adaptado). ¡Recomendación! Verla en versión original.




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En segundo lugar, la única película de Darren Arofonosky ("El cisne negro", "Réquiem por un sueño") que me faltaba por ver: "Pi: fe en el caos". Ha sido el film que más me ha impactado e influido en los últimos meses. La mayoría de la gente, sobre todo los que tienden a limitarse al putrefacto cine comercial, no la entenderán ni gustará; sin embargo, a un servidor cautivó desde el minuto uno. Cuenta la historia de Max, quien es un brillante matemático que está a punto de hacer el descubrimiento más importante de su vida: la decodificación del sistema numérico que rige el aparente caos del mercado bursátil; pero primero ha de encontrar el valor del número PI. Mientras investiga, afectado periódicamente por unas brutales jaquecas, es acosado por una poderosa empresa de Wall Street y una secta judía que pretende descifrar los secretos de los textos sagrados. Todos ansían apropiarse del inminente hallazgo de Max. La angustia que puede llegar a transmitir con los momentos de jaqueca y poca lucidez mental, son maestros. Impresionante opera prima de Arofonosky. ¿Mi puntuación? Un diez.




En tercer y último lugar, anoche vi "Gracias por fumar". Nos cuenta cómo Nick Naylor, jefe de prensa de una gran compañía de tabaco, dedica su vida a defender los derechos de los fumadores en medio de la cultura neo-puritana dominante. Enfrentado a grupos de defensa de la salud y a un oportunista senador, Nick pasa a la ofensiva como relaciones públicas del consumo de cigarrillos, pero al mismo tiempo comienza a pensar en la imagen que está dando a su hijo pequeño Joe. No soy dado a las comedias pero el dramón que lleva de telón de fondo esta película justifica que os la recomiende.


martes, 5 de julio de 2011

Reflexión

A F. J. C.

Hay veces que el destino se troca irreversible
y, toda lucha, fútil.
Hay ocasiones en que el azar dicta despiadado
y, toda súplica, se antoja baladí.
Hay momentos en que la fortuna mira para otro lado
echando las culpas al homo sapiens que ya va dejando de saber.
Hay instantes en los que uno cree nadar en lava
y despertar enjuagando la cara con ácido.
Hay santiamenes en los que se anhela volar con ansias
para subir y subir en aras de otear choques de cielos.
Hay horas que pasan como segundos,
segundos que pasean como horas
y días en los que se malogra la percepción del tiempo.
Hay recuerdos lamidos por calígines,
memorias lobotomizadas por la naturaleza del Aquél,
palabras mecidas hasta otra parte,
besos y abrazos que se perdieron.
No hay ni un triste periquete, empero, en que dejen
de bailar las variables del hado
que nuestro desfiladero teje.


De "Lo bueno de ser una rata"
Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados

miércoles, 22 de junio de 2011

Diálogo II - Relación lenguaje/pensamiento

En estos días de escasez, elaboré mi segundo diálogo como práctica para una asignatura de "filosofía del lenguaje" en la Filología que inicié este año en la Universidad Complutense de Madrid. Había que escribir una historieta de ficción con un claro trasfondo de los problemas en la relación lenguaje-pensamiento. A los que os interese el tema de cómo funciona, os recomiendo que os leáis algún manual o las teorías resumidas de Wittgestein, Russell o Frege. Es muy, muy curioso. He aquí el texto:
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Al ocaso, ahí estábamos, silentes, con la música de algún jamaicano pacifista de fondo, viendo cómo las nubes se tiraban los trastos unas a otras, inconscientes de que no éramos más que otro objeto terrenal que acabaría siendo pulido por el viento, dos sujetos dotados de una limitada inteligencia que, balanceándonos cada uno en su silla, triturando el extremo de una muestra de trigo con una dentadura que ya incluso a sí misma se despreciaba, observaban un horizonte que nunca sospechamos tan insondable.

- ¿En qué estás pensando? —pregunté, curioso y pícaro pero con algo de desdén.
- ¿Eh? —reaccionando torpemente— En nada… bueno, sí; en pensar.
- ¿Pero qué clase de respuesta es esa? —dije cabalgando una profunda carcajada.
- Mi maestro, en paz descanse, me dijo que el pensamiento no se expresa simplemente en palabras, sino que existe a través de ellas —explicó, rodeado de un aura de misterio.
- Siempre acabas volviéndome a sorprender, amigo.
- Pero es que… ¡es verdad! ¿Nunca te has parado a reflexionar sobre ello? Imagínate la concatenación de evoluciones que han de darse, el caótico orden que las tiene que desatar para que estemos tú y yo aquí ahora.
Y pensar, compañero, pensar. Creerás con esto que estoy loco, que soy raro o simplemente un filósofo con fondo homicida pero, ¿no sientes a veces como si hubiese una tormenta en la cabeza? Dime, ¿no lo sientes?
- Hombre, después de una buena resaca… lo que siento es un apocalipsis —respondí, en tono burlesco.
- ¡Venga, hombre! Recapacita un instante sobre ello, haz el favor —suplicó—. En mi opinión, estamos limitadísimos por un lenguaje precario, una lengua que adolece de la perfección necesaria para subir al mundo de las ideas, coger una, bajar e intentar plasmarla por escrito. Sin embargo, el resultado no es más que, por ejemplo, la metopa que un aficionado esculpe imitando al gran Fidias.
- Pero, ¿a ti qué mosca te ha picado hoy? ¿Por qué de repente tan… tan existencialista? Aunque, ya que sacas el tema, te diré que no estoy de acuerdo contigo: yo creo que la lengua que hablo sí es perfecta; es más, lógicamente perfecta —argumenté, interesándome por la conversación de mi amigo.
- No, querido, perfectos son los números. La lengua es más ambigua que Juana, la panadera, ¿recuerdas? Diciéndome que lo nuestro era verdadero y falso. Verdadero por la pasión, producto de la necesidad, que profesábamos pero falso por la falsedad del amor. ¡Pues lo mismo en lo que intento expresarte! —exaltado, como si acabase de descubrir una gran verdad— Aparentemente la lengua es perfecta, pero nosotros, a efectos prácticos, la hacemos ambigua y, consecuentemente, imperfecta.
- ¿Y eso que tiene que ver con lo que hablabas del pensamiento? Yo puedo expresar todo lo que quiera cuando quiera.
- Quizás, pero son proposiciones simples. En cuanto a las complejas, las complicadas, el lenguaje se antoja insuficiente para plasmar el pensamiento abstracto con la potencia con la que se gesta y nace en nuestras cabezas. El pensamiento se puede comparar a un nubarrón que arroja una lluvia de palabras; éste carece de límites pero, en cambio, el lenguaje sí.
- Sea como sea, creo que ningún hombre pondría palabra alguna por escrito si tuviera el valor de vivir lo que cree; o algo así dijo un tal Miller, Milosevic o no sé quién...
- Sí; y también dijo que la imaginación es la voz del atrevimiento. La imaginación, amigo mío, es nuestra herramienta más poderosa para colorear un mundo cada día más gris. ¿No te das cuenta?
- No, no demasiada.
- ¡Dios! Sabía que el día que repartieron la inteligencia llegaste tarde; pero no tan tarde… —me replicó, iracundo—. Añadiendo a nuestros pensamientos la dosis de imaginación adecuada, se nos abre un universo de infinitas posibilidades.
- ¿Ah, sí? No te creo.
- Tal es la necedad de gente que, como tú, alimenta actitudes indudablemente pesimistas y retrógradas. ¡Pero me es indiferente! Yo soy feliz; mas triste también. Y es la mezcla de la fortuna con la infortuna de saberme fortuito y finito que me vuelvo a topar con la inexpugnable barrera del lenguaje para expresarlo correctamente, lo cual me conduce a la ineludible desaprensión de la impotencia; impotencia no en el sentido que piensas, ya sabes que yo con Juana…
- Deberías hacértelo mirar; conozco un médico que…
- ¡IMBÉCIL! ¿Acaso te has parado a pensar en lo que piensas y en lo que finalmente acabas diciendo? Sé que dentro, muy dentro de ti, tienes inquietudes. Tienes que aprender a despertar, aunque solo sea de vez en cuando.
- ¡Pues sí! ¡Las tengo! —confesé— Pero me muestro reticente a compartirlas porque creí que se me tacharía de intelectual y pretencioso.
- ¡No tengas miedo, muchacho! ¿Qué hay de malo en ello? De necios abunda el mundo.
- Vale, lo agradezco. Cuéntame algo más de lo que crees de todo esto.
- Pues, para empezar, dentro de ti, todo ya está dado; yo lo veo como una comunicación prácticamente silenciosa de los pensamientos más complicados. No obstante, esto se halla trabado enormemente por el solipsismo.
- ¿Soli qué?
- Hay quien afirma que detrás de cada pensamiento existe una tendencia afectivo-volitiva que es la que lo origina y el solipsismo, en esa línea, nos dice que el mundo es nuestro mundo, ¿me explico?
- Más o menos…
- Quiero decir que el mundo de cada uno son sus vivencias y recuerdos. Sé que es abstracto, lo sé…
- Pero, volviendo a dónde empezamos, aún no me has dicho en qué pensabas exactamente.
- ¡Já! ¿Tan descaradas y evidentes eran mis falacias? Ruego me perdones; te infravaloré —exclamó, achinando los ojos, con cierta malicia.
- Perdonado. Ahora, responde.
- Pensaba… que la vida es una lenteja: ¡o la tomas, o la dejas!

Acto seguido, con un elegante y sutil movimiento, propinó la fuerza necesaria a una de las patas de mi silla que, como seguía erguida sobre solo dos, provocó que la gravedad, como acostumbra, se volviese a manifestar con la nefasta consecuencia de una caída sobre la misma hierba que, nunca tan asombrada, nos había escuchado con firme atención.

Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados

domingo, 12 de junio de 2011

Playing for Change

¿Música conocida interpretada por desconocidos? ¿Proyecto sin precedentes que ha dado lugar a un impulso musical inigualable? Hablamos entonces de Playing for Change.

Playing for Change es un proyecto musical multimedia y también una fundación, ambos creados por iniciativa de Mark Johnson con el objectivo de reunir, grabar y filmar músicos de diferentes culturas.

En marzo del 2005, el ingeniero de sonido y productor estadounidense Mark Johnson filmó y grabó al guitarrista y cantante estadounidense Roger Ridley en las calles de Santa Mónica, California cantando la canción Stand By Me. Fue entonces cuando decidió añadir otros músicos a esta misma canción: viajó a Barcelona, a Sudáfrica, a la India, a Nepal, a Oriente Próximo y a Irlanda, donde añadiría a muchos otros intérpretes tanto a la grabación de la misma canción como a la grabación de otras canciones. Hacia mayo de 2011, el vídeo de Stand By Me ha sido visto más de 32 millones de veces en Internet (aquí abajo):


Vagabundos, “homeless” y otros personajes que habitan las grandes ciudades o pequeños músicos de remotos rincones del planeta, hicieron que el disco “Songs around the world” haya arrasado ventas; y muy merecidamente. Con su música, buscan el cambio, transmiten sensaciones maravillosas y la conjunción de culturas da como resultado esta joya. Que lo disfrutéis.

Aquí, os dejo dos links de compra y dos de descarga, según os guíe vuestra ética:

COMPRA:

- Playing for Change 1:
http://store.playingforchange.com/vItem.aspx?ID=1

- Playing for Change 2:
http://store.playingforchange.com/vItem.aspx?ID=47

DESCARGA:

- Playing for Change 1.


- Playing for Change 2.
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lunes, 6 de junio de 2011

Relato "Bring him home"

Hablar de Meme es hablar de muchas virtudes concentradas en la misma persona: tiene un don para la fotografía que te sume en la perplejidad más absoluta y también tiene un estilo muy particular de escritura. Suele sorprender bastante pero es que su "Bring him home" es alucinante. He de confesar que me llegó dentro porque vivo diariamente con la convicción de que soy Agustín Ostos Robina reencarnado. Sí, por extraño que suene, tengo la certeza de que en otra vida fui soldado y que luché en una guerra. Lo sé porque a veces me llegan flashes, dejavús y esas mierdas. O igual es que he visto demasiadas veces Los violentos de Kelly, La chaqueta metálica, Salvar al soldado Ryan, Los doce del patículo, Uno rojo división de choque, etcétera, etcétera, etcétera. Su estilo suele tener un contenido alto de erotismo, pero la simpleza de sus descripciones se traducen en crudeza y eso engancha. Espero que os guste.

PD: hoy he tenido la experiencia más intensa de mi vida. Escribiré sobre ello; probablemente
un relatazo.


"Te recuerdo con la chaqueta militar puesta, de cuando fuiste soldado napoleónico.

Hoy por hoy, sólo eres el chico que me invita a una clara con limón, pero te recuerdo de otra vida, la que tuviste después de ser ilustrado alemán y antes de ser fotógrafo de daguerrotipia.

Se te acerca la boca a mi boca cuando me hablas e intento reconocer el hombre que eres ahora, pero sólo veo superficie de emoción por los exámenes y los restos de tu vida de soldado. Por supuesto, no puedo evitar que tu pasado me emocione más que tu presente. Sí que fuiste temerario en la otra vida y con potencia de pulmones. Te recuerdo dormido bajo las barricadas, esperando los truenos con los ojos abiertos desde el medio. Y cuando saltaste aquel cuerpo para evitar ser el blanco del fuego; con las manos llenas de pólvora y los labios rojos de correr. Y no sé cómo te recuerdo, ni cómo te vi, porque en aquella batalla sólo había hombres, de los que te alzaban en hombros cuando portabas la bandera. Llevas la bandera del pueblo, el sol de la justicia en la frente y la libertad en el pecho y no sé cómo te llevo en tus vidas tan atrapado en mis entrañas, si hoy por hoy ni siquiera te pienso.

Me miras desde las pestañas a mis pestañas con esos ojos tan profundos mientras sorbes tu cerveza y sólo puedo verte la chaqueta militar puesta, con los colores de tu patria. Y he recordado el momento en que caíste y el polvo seco de la tierra saltó en nube y te hizo suyo y el dorado de los bordados y los botones ya no era nada al rededor del rojo a borbotones de tu sangre".

El viaje íntimo de la locura