Si uno pudiera ser un piel roja
siempre alerta, cabalgando sobre un
caballo veloz, a través del viento,
constantemente sacudido sobre la
tierra estremecida, hasta arrojar las
espuelas porque no hacen falta espuelas,
hasta arrojar las riendas porque
no hacen falta riendas, y apenas viera
ante sí que el campo era una pradera rasa,
habrían desaparecido las crines
y la cabeza del caballo.
F. Kafka, El deseo de ser piel roja, en Contemplación, 1913
Sabe usted, querido camarada NSA, (uy, casi) cuando uno lee cosas así, además de que el alma se parte, pero de risa, piensa en que el vivir puede ser un acto rebosante.
ResponderEliminarY gracias mile por traerlo de entre las sombras.
Yo he soñado muchas veces con cabalgar a través del tiempo con mi caballo Frisco... y como dice Igor, gracias mile.
ResponderEliminarGuau, hermoso.
ResponderEliminarEsta noche cabalgaremos caballos fantasmas... " You and Whose Army" Radiohead.
ResponderEliminarBesos.