I
Al asomarme pícaro donde nunca debí,
vi pozos burbujeantes y bravos mares.
Mezquinos, volaban cuervos a decenas,
apretando sus plumajes negros.
Atrás quedaron sueños y quimeras,
todo lo que un día fui y que ya
nadie recuerda. Por delante, sigue
el oleaje con su eterno mecer;
sigue como siempre estuvo
y no creo que pare.
II
Veo cuevas mugrientamente naturales,
riscos que asesinan, acantilados enfadados
y, ¿en el cielo?, no hay cielo; solo sombras
que engullen.
Veo valles, montañas y volcanes miles,
tierra estriada, escarcha y flores tristes.
Las pisadas ya estaban hechas de antes,
prendían por sí las hogueras violentas
para dar calor a mis pies fríos.
III
Sigo esperando la emoción de los sustos,
acariciar un perro extraviado que me dé cariño
y ser vencido.
Sigo esperando voces que fracasan,
ocasos de colores muertos,
correr hasta el olor de casa
y caminar sin que me pregunten
dónde.
IV
Trastocado, consciente pero decidido,
salgo en busca de nuevos vientos.
Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados
yo necesito hoy nuevos vientos.
ResponderEliminarsaludos.
Genial! ( no dejo comentario porque sería demasiado largo y hoy estoy de un vago que no veas...)
ResponderEliminar;)
¡Expansión! Menduo oxímero este de trastocado-decidido. Me ha encantado el número III, el pastor a la búsqueda de estrellas. Correr hasta el olor de casa...
ResponderEliminarSaludos.
A mí también me ha gustado el III. Muy bueno esto último. Está bien seguir y cambiar a pesar de todo; esperar, no conformarse ni acostumbrarse...
ResponderEliminarBuena suerte en la búsqueda de tus nuevos vientos!
¿Se puede ser más romántico? Del siglo XIX te has caído hoy.
ResponderEliminarComo evolucionando, acabando por salir a buscar nuevos vientos...
ResponderEliminarSaludos.