Dime amapola,
por qué te gusta andar sola
alfombras de espinas que, al
verte, tus pies lastiman.
Buscas la magia de la soledad;
yo lo sé y, tú, sabes que lo sé.
¿Para qué nadar entre flores si,
sencilla y bonita,
la envidia eres de los bosques?
Preguntas aquí; y también allá.
Aquí estoy: llévame.
¡Corre, pequeña, corre!
El invierno acecha y nadie huye
de sus golpes.
¡Aprisa, no te demores! Coge
mi mano y busquemos dónde
el amor se esconde,
porque guarda veneno el adiós
del sol entre dos mares,
como llanto da la tierra a los sauces tristes;
que solo Dios sabe cuánto nos queda de camino.
Déjame colgarme de tu doble anillo
para columpiar el desánimo de ser
humano y abrazar la verdad de que
la verdad es dura y tirar piedrecitas
al pozo de mis otras vidas.
Di, ¡ay amapola!, qué graciosa,
qué hermosa: ¿cómo quieres
que comprenda al tiempo
si poco resta? ¿Puedo yo —mortal, finito—
amordazar el tacto de tus brazos?
Pues por cada hombre hay una flor,
por cada flor un color;
retrocediste y no miraste
porque erráis libres.
Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservado
Las amapolas son felices en su soledad, llenas de beldad y misterio para ser admiradas en su totalidad.
ResponderEliminarSaludos!
Mejor vivir en soledad que no en la agonía de la muerte conjunta... ;)
ResponderEliminar( Gran canción de Tom Petty! ufff ya se me ha pegado para el resto del día! jeje)
Sabías que me encantan las amapolas? :) Y me identifico con ellas mucho. ASí que.. es como si me dedicases este fantástico poema jeje un besote Agustín.
ResponderEliminarMmmm. Este poema me ha traído de vuelta viejos aromas. Y nuevos, tus palabras. A mí me parece que, en poesía, ganamos haciéndonos un poco (un poco) comprensibles. Incluso aquí, en el tono, le sienta bien este arranque a lo clásico (perdona si opino mucho y así, a la tuntún).
ResponderEliminarY luego colas versos mucho más complejos, que se reciben bien, con la alegría del arranque.
Me gusta la premura, esa sensación del enamorado que piensa que cualquier momento es el último. ¡Corre!
Saludos, Poeta.
Que no llegue el cabrón del invierno y se lleve su color.
ResponderEliminarUn beso
Puedes, puedes amordazar el tacto, que aún si finito y libre, estas vivo, vivo, por dos.
ResponderEliminar...Pues por cada hombre hay una flor, por cada flor un color....
ResponderEliminarMe quedo
Besos
Me lo he vuelto a leer, ¡qué alegría de poema! El invierno no perdona a nadie, a nadie.
ResponderEliminarSaludos.