sábado, 21 de enero de 2012

Sol de invierno

Bajó la persiana el cielo
y azul, ¡tan azul!,
dejó en el mar su beso.

Como abraza la nieve
al agua,
derritiéndose en sus huesos,
llegó a mi ventana el alba
con peineta larga de luceros.

Sopló embravecido el viento
de secretos esparcidos
y guiñando el ojo
al sol de invierno
se recostó en su retiro

por los campos.

¡Y no fueron dos,
sino mil los años! Que
croaron las montañas
a la tierra adormecida.

Serán las flores amarillas…
quizás el tiempo, o a lo mejor el llanto,
los que nos lleven de la mano
a la charca nuestra que es la vida.


Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados

4 comentarios:

  1. Vaya, Mr. Nítsuga Sotso Anibor, me ha emocionado usted. Será que está vez he podido, feliz, seguirle la pista. No perderme en los sendros de los versos. Sotso, aquí te has ido a algo eterno, se huele, se intuye. Amarillas, el tiempo y el llanto. Y la edad geológica, que es invisible.

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  2. Me alehro de que hayas sabido sacar de entre líneas el puño ardiente de la verdad.
    Un abrazo.

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  3. Un poema dibujado en versos, melodiosos versos que colorean las metáforas y los sueños...

    Me ha encantado leerlo, lo disfruté mucho y más aún, acompasado por tan bella y relajante melodía de fondo...

    Un gusto visitar tu espacio

    Saludos!

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