A José María Torrijos, Gran Dux en tiempos difíciles
Con miedo joven
como el de sentir la muerte,
se desperezan los charcos tras la resaca de la noche,
amilanándose en su cuna de tierra sucia,
calentando la esperanza de no secarse.
A quien abriga el relente del camino
le seguirán las llamas a su tumba
porque no puede pisarse sin ser pisado
ni florecer la jungla sin sol ni lluvia.
Qué será de los cuerpos en ceniza,
¿a cuánta gente habré respirado?
No se es más si no se ha sido antes,
antes no se fue si no se soñó con fuerza.
“¡Tantos secretos hallé oteando las estrellas!”,
bisbisó el sauce digno,
mas el bosque aguardó silente:
tal el vértigo del hombre sabio.
¡Embebed el viento y cantad los años!
Que se nutra la tierra de nosotros mismos;
pues aun si fuese cierto que el no-nato nunca fue,
yo vi algún que otro hueco,
asientos vacíos
y hasta besos fiados.
Nítsuga Sotso Anibor © Todos los derechos reservados
Cada día mejor, ya lo sabes... Aunque ahora vas del revés! ¿Qué consulta, soldado?
ResponderEliminarQué la tierra se nutra de nosotros. Claro. Siempre olvido el ciclo, lo eterno. Y así me va, todo el día mordiéndome las uñas-
ResponderEliminar¡No! Ahi está la tierra y los Violent Femmes, que hacen la vida más divertida.
¿A cuánta gente habré respirado?
ResponderEliminarCurioso.
Me gusta, gracias por compartirlo.
Un abrazo
Perdón de antemano por la palabrota... pero Joder! que bueno! xD
ResponderEliminarBesos.
Yo también he visto algún que otro hueco...
ResponderEliminarUn saludo!